jueves, 27 de diciembre de 2007

EL OMBU, un cuento

Dios repartía sus dones a los árboles y éstos elegían los atributos de belleza que deseaban. - Yo quiero ser fuerte dijo el pardillo. Y Dios lo hizo más duro que la piedra. - Mi ideal es ser saludable dijo el semeruco y Dios lo complació. - Al trigo le concedió Dios la flexibilidad del verso. - El Laurel reclamó hojas lustrosas y verdosas. - EL Toronjil se llenó de hojas perfumadas. - El Naranjo pidió frutos dulces. - El Ceibo se decoró con bellas flores rojas. - EL Cactus pidió nudos, espinas y flores de colores vivos. - Al Sauce llorón le otorgó Dios la poesía. - El Chaguaramo obtuvo la elegancia de la altura. - El Limonero reclamó uñas y frutos dorados. - La Pringamoza obtuvo el poder de castigar a quien se atreviese a tocarla. - La Cañabrava solicitó ser útil para ayudar al hombre a construir casas y hacer sonreír a los niños como armazón de sus barriletes. Le tocó el turno al Ombú y Dios le preguntó: - ¿Que quieres ser tú? Y el respondió: - Sombra para el descanso de los hombres. - Todos tiene sombra le dijo Dios. - ¿Que más quieres? - Corpulencia para ser índice en la vastedad de la llanura para que cuando me miren sientan la emoción del hogar. Quiero que mi leña sea débil, esponjosa y frágil, que no resista un clavo, ni un ensamblaje, que se quiebre a la menor presión, que se vuelva polvo al contacto del sol y de la luna. Dios se quedó extrañado con los deseos del ombú y le preguntó: - ¿Porqué no pides flores coloridas y sabrosos frutos? - ¿Porqué no quieres una madera fuerte para fabricar la cuna del niño, el barco para el viaje, el ataúd para el descanso último? - El Ombú respondió.. - Padre sé que una vez vino al mundo un hombre bueno que predicaba el amor, la justicia, y el bien. Los otros hombres lo persiguieron, condenaron y lo sacrificaron en una cruz, hecha con el dolor de un hermano árbol. Aún existen soñadores en ésta tierra. Déjame contento concediéndome lo que te pido: Tendré la oportunidad de tener la conciencia tranquila pensando que nunca contribuiré al crimen de asesinar a un justo.
Moraleja: Detrás de aparentes fragilidades, se ocultan con frecuencia espíritus fuertes, sensibles, generosos. En medio de la diversidad elegimos lo que queremos ser. Descubre y ayuda a descubrir el valor de la fragilidad, delicadeza, y sencillez. Lo importante es que cada uno viva su ser a plenitud, siendo lo que realmente quiere y desea.

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